segunda-feira, 17 de dezembro de 2012

El Cordón de Tres dobleces

La familia es considerada célula fundamental de la sociedad. En la biblia encontramos muchas pasajes que nos hablan acerca del matrimonio. Eclesiástes 4:9-11 nos dice: “Es mejor que sean dos que uno porque si uno cae el otro lo levantará. Ay del solo; pues cayendo, no habrá otro que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo?”
El referirse a "es mejor" entendemos como preferible lo que no implica que no sea posíble vivir con Cristo Jesus fuera del matrimonio. Un ejemplo de esto es Paulo de Tarso quien dejó claro en su carta a los Corintios su deseo de no casarse por dedicarse al evangelio de Cristo.

Eclesiástes 4:12 menciona sobre del cordón de tres dobleces establecido cuando existe una alianza con Dios: " Y si alguien quiera prevalecer contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto”.


La frase “prevalecer contra uno”, pode ser entendido como los desacuerdos en un relacionamiento, y “dos le resistirán” llama a la existencia de una tercera persona en el matrimonio. Esta es el Espirito Santo de Deus nuestro consolador y apoyador. La frase "el cordón no se rompe pronto" deja abierta la posibilidad de quebrar esa alianza, pero no es el deseo de Dios. En Mateo 19:9 nos dice que existe una circunstancia en la cual Dios permite el divorcio, y es cuando existe adulterio. Esta es apenas la voluntad permisiva de Dios o sea solamente lo permite y no lo obliga. En verdad, el deseo efectivo de Dios no es la separación más la reconciliación (Mt 19:6 y 8; Malaquías 2:13-16), sembrando en el ofensor arrepentimiento y el perdón en el ofendido.

Un matrimonio que viva en alianza y en compromiso con Dios es tan fuerte y seguro como un Cordón de tres dobleces. Viviendo de esta forma es más fácil vencer las dificultades del cotidiano. La palabra ministrada en los corazones de quienes viven en Cristo promueve mudanza de vida influyendo en su comportamiento y así prevaleciendo la paciencia, el dominio propio, el arrepentimiento y el deseo del perdón. Es el Espirito Santo que nos muestra nuestros errores. De otra forma, sería difícil entrar en reconciliación, sería difícil perdonar, sería difícil aceptar al otro como es, por el contrario los sentimientos como el orgullo, la ira, la rabia gritarían más alto en nuestros corazones.

Es común ver parejas entrando en desacuerdos por falta de paciencia, orgullo, contiendas, celos, iras, envidias, bebedices, etc. Todo esto no es el deseo de Dios (Vea Gálatas 5:19) por el contrario está escrito que debemos tener actitudes que generen los frutos de Espírito Santo (Gálatas 5:22): amor, gozo, dominio propio, mansidad, longanimidad, benignidad, bondad, fidelidad y contra todo esto no hay Ley.

Si alguien practicar esto no será difícil vivir en comunión y harmonía quien siembra amor cosecha amor. A cada día busquemos ser mejores personas y no nos conformemos con el comportamiento que el mundo nos ha impuesto, no nos conformemos con un matrimonio fracasado. El camino a la santidad está compuesto de pequeños pasos, pequeñas mudanzas solo existe un camino para eso y Dios nos convida a participar de esta conversión de vida “Yo soy el camino, y la verdad y la vida,…”

Busquemos la  verdadera felicidad que solo Dios nos puede brindar.
Dios nos bendiga!



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